Haciendo frente a Streptococcus suis en el contexto de “Una Sola Salud” - César Gutiérrez

  1. Streptococcus suis es uno de lo agentes secundarios del “Complejo Respiratorio Porcino” (CRP), localizándose como comensal en las tonsilas y en la cavidad nasal de los portadores asintomáticos, aunque también puede desencadenar esporádicamente cuadros de bronconeumonía supurativa, meningitis fibrinopurulenta, artritis, septicemia, endocarditis, abortos y muerte perinatal.
  2. Hasta la fecha, se han descrito 35 serotipos, siendo el serotipo 2 el más prevalente en los cerdos enfermos y, junto con el serotipo 9, el más virulento. La virulencia de estos serotipos se relaciona especialmente con las proteínas MRP, EPF y SLY. Se sabe que las cepas que contienen MRP y EPF son virulentas, aunque no son imprescindibles para otorgar este carácter.
  3. Se sigue recurriendo al uso de antibióticos para el tratamiento y control de las estreptococias porcinas, aunque su uso inadecuado ha provocado la aparición de resistencias bacterianas. Aunque se han descrito cepas resistentes a las penicilinas, los antibióticos β-lactámicos siguen siendo los de elección frente a esta enfermedad, habiéndose encontrado mayores porcentajes de resistencia frente a las tetraciclinas, los macrólido y las sulfamidas.
  4. Es fundamental contar con un sistema de vigilancia que incluya el estudio de la evolución epidemiológica de la enfermedad y una diferenciación neta entre las cepas virulentas y comensales para poder predecir la virulencia potencial de cada aislado. Además, una higiene, manejo y desinfección esmerados, así como la aplicación correcta de las medidas de bioseguridad, son indispensables para controlar las estreptococias en los cerdos y su transmisión a los seres humanos.

Streptococcus suis es uno de los agentes secundarios de la entidad nosológica
denominada “Complejo Respiratorio Porcino” (CRP) y prácticamente el único Gram
positivo.

Se localiza como comensal en las tonsilas y en la cavidad nasal de los
portadores asintomáticos
, aunque puede exacerbarse su virulencia y
desencadenar esporádicamente enfermedad
ante la concurrencia de
otros agentes del CRP, como el virus del síndrome respiratorio y reproductor
porcino (vPRRS) o bacterias del tipo de Bordetella bronchiseptica, entre otras.
Debido a esta dualidad, se le aplica el término de ”PATOBIONTE”.

Los síntomas clínicos y las lesiones asociadas a S. suis consisten en una bronconeumonía supurativa, pero pueden aparecer otros cuadros orgánicos, como meningitis fibrinopurulenta, artritis e incluso septicemia, además de cuadros ocasionales de endocarditis, abortos o muerte perinatal.

La problemática de las estreptococias porcinas

Además de las cuantiosas pérdidas económicas que origina S. suis en las explotaciones porcinas (un promedio de 0,60 €/cerdo en España) (Neila-Ibáñez et al., 2021), la importancia de este patógeno emergente radica en su carácter de AGENTE ZOONÓTICO, pudiendo ocasionar esporádicamente meningitis o septicemia humanas (Díez de los Ríos et al., 2021), con la repercusión que entraña para la salud pública.

Además de la transmisión de la bacteria del cerdo al ser humano, se está comprobando un aumento considerable de los contagios a partir de los jabalíes debido a la reciente proliferación y aproximación de esta especie sinantrópica a las zonas metropolitanas.

Retornando al ámbito veterinario, se admite que en España están afectadas el 80,4% de las explotaciones de lechones lactantes, con un porcentaje mucho menor en las instalaciones de cebo (un 47,1%) (Neila-Ibáñez et al., 2021).

Un aspecto crucial de la patogénesis de las estreptococias porcinas es la capacidad de la bacteria de evadir la respuesta inmunitaria innata en las mucosas gracias a su polisacárido capsular, eficaz en la evasión de la fagocitosis, o mediante la formación de biopelículas que la protegen de la acción de los antibióticos.

Hasta la fecha, según la composición del polisacárido capsular, se han descrito 35 serotipos, aunque tras diferentes estudios moleculares se sopesa la reclasificación de varios tipos
capsulares (20, 22, 26 y 32-34)
en otras especies del género.

El serotipo 2 es el más prevalente, con diferencia, en los cerdos enfermos de todo el mundo, y, junto con el serotipo 9, el más virulento. Este último serotipo también se aísla con frecuencia a partir de muchos cerdos enfermos europeos.

Otros con menor relevancia epidemiológica son los serotipos 1 y 1/2. En un estudio publicado recientemente en España (Petrocchi-Rilo et al., 2021), se diferenciaron 13 tipos capsulares,
con una tendencia similar a la del resto del mundo: la mayor prevalencia correspondió al serotipo 2 (21,7%), seguido de los serotipos 1 (21,3%), 9 (19,3%) y 3 (6,3%).

  • Los serotipos 2 y 9 se han relacionado principalmente con cuadros de meningitis.
  • El serotipo 1 se ha recuperado sobre todo de las articulaciones y el serotipo 3 a partir de localizaciones pulmonares.
  • Como dato notable, un 12,1% de las cepas no pudieron ser tipificadas.

Determinantes de la virulencia de S. suis

La virulencia de S. suis depende del serotipo y dentro de
cada uno existen también variaciones. La virulencia de
los serotipos 1 y 2 se ha relacionado especialmente con
tres proteínas
:

  • La proteína liberada por la muramidasa (MRP)
  • La proteína del factor extracelular (EPF)
  • La suilisina (SLY)

Se admite que las cepas que contienen MRP y EPF son virulentas, mientras que las que carecen de ambas son menos virulentas o avirulentas. Son los aislados desprovistos de estas dos proteínas los relacionados con las tonsilas de los cerdos sanos.

No obstante, la MRP y la EPF tampoco resultan imprescindibles para otorgar un carácter virulento a los aislados, puesto que algunas cepas patógenas procedentes del continente americano carecen de ambas.

Como otros factores menores, se ha descrito una proteína similar a la subtilisina, una proteína de unión a oligopéptidos y una enzima peptidil-prolil-isomerasa del tipo de la parvulina en algunos aislados del serotipo 2.

En el estudio mencionado anteriormente, se analizaron cinco factores de virulencia en más de 200 cepas, entre ellos los genes que codifican las tres proteínas previamente citadas.

  • El gen sly se expresaba en el 93,7% de los aislados, el gen mrp, en el 61,3% y el gen epf, en el 44,0%.
  • Se obtuvieron 23 patotipos y la combinación más prevalente fue la epf + mrp + sly + luxS(gen que codifica la enzimaS-ribosilhomocisteínasa),detectada en el 23,8% de las cepas y relacionada con los serotipos 1 y 2.

Sensibilidad antibiótica de S. suis

El uso de antibióticos para el tratamiento y control de las estreptococias porcinas sigue siendo necesario aunque, como es sabido, su uso inadecuado durante las últimas décadas ha provocado la aparición de resistencias bacterianas de rápida difusión mediante conjugación, sobre todo frente a los productos más utilizados.

A este respecto, aunque se han descrito cepas resistentes a las penicilinas, los antibióticos β-lactámicos siguen siendo considerados los de elección frente a esta enfermedad.

En el estudio aludido en los párrafos precedentes, también se analizó la sensibilidad de S. suis frente a 18 antibióticos.

Los resultados coincidieron con los de otras partes del mundo, al encontrarse únicamente resistencias en el 2,9% de las cepas frente a la ampicilina, que se elevaban hasta el 26,2% frente a la penicilina (Petrocchi-Rilo et al., 2021).


No obstante, los mayores porcentajes de resistencia fueron detectados frente a las tetraciclinas, los macrólidos y las sulfamidas, tanto en cepas humanas como porcinas (Díez de los Ríos et al., 2021; Petrocchi-Rilo et al., 2021). Por ello, se investigaron algunos genes de resistencia frente a las tetraciclinas y los macrólidos.


Se comprobó que el 87,4% de los aislados porcinos portaban el gen tetO y el 62,4% el gen ermB frente a uno y otro grupo de antibióticos, respectivamente. Además, el 43,7% de las cepas contenía ambos (Petrocchi-Rilo et al., 2021).

Vacunación frente a las estreptococias

Actualmente, no existe una vacuna de eficacia universal frente a las estreptococias porcinas, lo que no se ve favorecido por la enorme diversidad genética de los polisacáridos capsulares.

Dentro de la estructura de S. suis, se han estudiado unos 40 candidatos en vacunas de subunidades, sin siquiera resultados aceptables de protección homóloga, puesto que la heteróloga apenas ha sido investigada.

La eficacia de las formulaciones basadas en el polisacárido capsular, de inducirse, se ciñe exclusivamente al mismo serotipo.

Las bacterinas son las únicas vacunas utilizadas en condiciones de campo, preparadas en función de los tipos capsulares prevalentes de cada región.

Debido al problema de ineficacia vacunal, muchas granjas recurren rutinariamente al uso de antibióticos con carácter metafiláctico. Un sistema de vigilancia adecuado pasa por:

  1. El estudio de la evolución epidemiológica de la enfermedad.
  2. Una diferenciación neta entre las cepas virulentas y las comensales de forma que se pueda predecir la virulencia potencial de cada aislado.

Por lo demás, una higiene, manejo y desinfección esmerados de las instalaciones, utensilios y vestimentas, así como la aplicación correcta de unas medidas de bioseguridad generales, son de utilidad para controlar las estreptococias en los suidos y su transmisión a los seres humanos, ya que la erradicación no resulta posible al tratarse de un proceso endémico en las granjas.

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