¿Cómo evaluar y gestionar la bioseguridad en granjas porcinas? - Laura Valeria Alarcón

PUNTOS a tener en cuenta:

  1. La bioseguridad abarca todos los aspectos de la prevención de la entrada y propagación de patógenos entre un grupo de animales, personas y el medio ambiente. Como la implementación y continuidad de medidas de bioseguridad no es una tarea fácil, la elección de aquellas realmente efectivas; en términos de reducción de la probabilidad de transmisión de patógenos; se convierte en un gran desafío.  
  2. Finalizada la evaluación, se deben gestionar los riesgos mediante un plan de acción para obtener un riesgo aceptable, integrando los conceptos de control interno y planificación estratégica.  
  3. Con el fin de evaluar la bioseguridad de forma “estandarizada” a lo largo del tiempo y comparar granjas, se han desarrollado sistemas de puntuaciones y análisis de riesgos que conllevan la recopilación de información, la obtención de una puntuación ponderada en función del riesgo y, finalmente, la obtención de la puntuación total de bioseguridad.
  4. Una vez establecido el plan de acción, se debe ejecutar y mantener la aplicación de las medidas seleccionadas a través de la educación sanitaria, acompañando y monitoreando la implementación y el cumplimiento de las medidas, lo que requiere que la totalidad de los integrantes de la empresa sean conscientes de los riesgos y valoren la importancia de la bioseguridad.

La BIOSEGURIDAD abarca todos los aspectos de la prevención de la entrada y propagación de patógenos entre un grupo de animales, personas y el medio ambiente. 

Como la implementación y continuidad de manejos preventivos no es una tarea fácil, elegir las medidas de bioseguridad realmente efectivas en términos de reducción de la probabilidad de transmisión de patógenos se convierte en un gran desafío.

Muchas de las decisiones se basan en la experiencia y opiniones individuales de veterinarios y ganaderos que podrían conducir a un excesivo derroche de energía e inversiones en medidas de importancia menor y sin que los riesgos más importantes sean abordados, dando una falsa idea de seguridad.

Evaluación estandarizada de la bioseguridad  

Con el objetivo de vencer estos obstáculos, evaluar la bioseguridad de forma “estandarizada” a lo largo del tiempo y comparar granjas, se han desarrollado sistemas de puntuaciones (scores) y análisis de riesgos. 

1. El primer paso consiste en recopilar información mediante encuestas que evalúan las medidas de bioseguridad y las conexiones epidemiológicas. 

2. Luego, los valores de las prácticas de bioseguridad externa e interna (secciones), así como las diferentes vías de transmisión de enfermedades (subcategorías), se multiplican por un factor de peso (otorgado por la opinión de expertos y evidencias científicas) que refleja su importancia relativa, obteniendo una puntuación ponderada en función del riesgo, estableciéndose un umbral de acción. 

3. Por último, la puntuación total de bioseguridad se calcula como la media de 2 o 3 secciones (externa-interna-monitoreo).

Estos sistemas permiten identificar las debilidades de la granja y las principales áreas de mejora.

También se ha desarrollado una herramienta de evaluación de riesgos que requiere: 

1. Identificar las vías de introducción de enfermedades, así como la sucesión y frecuencia de eventos para que esto ocurra, y obtener un score de riesgo inicial. 

2. Restar al score inicial un porcentaje de reducción de riesgo por la aplicación de medidas de bioseguridad ponderadas por expertos como efectivas. 

3. Calcular la probabilidad final de introducción para
cada vía. 

Todos estos sistemas de puntos (scores) se han construido con datos obtenidos de expertos, lo que puede suponer la introducción de algún sesgo, ya que utiliza estimaciones subjetivas.

Por otro lado, algunos investigadores han aplicado métodos estadísticos para desarrollar puntuaciones basadas en la clasificación de las prácticas de bioseguridad según su importancia como, por ejemplo, el análisis de decisión multicriterio (MCDA), el maching-learning. 

Estos sistemas evalúan medidas que son comunes a la transmisión de diferentes tipos patógenos o específicos de la enfermedad (PRRS, Brachyspira hyodysenteriae, Mycoplasma hyopneumoniae). 

Se necesita la construcción de modelos objetivos de evaluación de riesgos, como los cuantitativos, para estimar la probabilidad de introducción de enfermedades y priorizar las medidas de bioseguridad en función de su impacto en la probabilidad de transmisión de enfermedades. 

Establecimiento de un plan de acción  

Finalizada la evaluación, debemos gestionar los riesgos mediante un plan de acción para obtener un riesgo aceptable, integrando los conceptos de control interno y planificación estratégica. 

La gestión consta de dos etapas:

ETAPA 1 – Actuación reactiva

Se trata del aprendizaje a través de lo malo que queremos evitar que suceda y se realiza mediante los estudios de brotes. 

Para ello, debemos tener diseñado un cuestionario para recopilar información de forma sistemática e integral, describiendo el brote en términos de conexiones operativas, animales, lugar y tiempo de los primeros signos clínicos, probabilidad de una serie de fallos en la bioseguridad y, finalmente, estableciendo una hipótesis.

ETAPA 2 – Actuación proactiva

Consiste en la mitigación del riesgo mediante el diseño del programa de bioseguridad e indicadores de éxito. 

Para ello, el evaluador de riesgos utilizado nos asiste a la hora de decidir “cuándo” implementar las medidas a aplicar, priorizando a corto plazo aquellas para las vías de posible ingreso y diseminación de patógenos de alto riesgo, a medio plazo las de riesgo moderado y a largo plazo las de riesgo bajo.

Luego debemos identificar “cuáles” son las prácticas a aplicar. Estas prácticas deben:

  • Ser rápidas, factibles y adaptadas al sistema productivo, la situación financiera, el nivel de formación del personal y la infraestructura disponible.
  • Poder implementarse utilizando la tecnología disponible para el registro y movimiento del personal/visitas, vehículos, materias primas, etc. 
  • Permitir la realización de estudios de brotes rápidamente, visualizando también los beneficios de la bioseguridad y de la implementación de incentivos económicos.

Aplicación de las medidas seleccionadas  

Una vez establecido el plan de acción, debemos ejecutar y mantener la aplicación de las medidas seleccionadas a través de la educación sanitaria. 

Ello requiere promover y facilitar cambios de conducta individual y colectiva a través del intercambio de conocimientos sobre la salud en relación a patrones deseables de conducta, lo que se consigue con: 

1. La sensibilización mediante materiales de difusión (vídeos, posters, newsletters, etc.) para concienciar sobre la existencia del riesgo y sus consecuencias.

2. La información sobre el programa de bioseguridad y sus protocolos, prestando especial atencion al lenguaje y tipo de mensaje, ya que los mensajes gráficos con frases lingüísticas que demarcan los niveles de riesgo son más efectivos para garantizar el cumplimiento de las prácticas de bioseguridad. 

3. La motivación mediante incentivos económicos y profesionales, distinciones y enseñanza no formal. 

Por último, deberemos acompañar y monitorear la implementación y el cumplimiento de las medidas. Todo ello requiere que la totalidad de los actores/eslabones de la empresa porcina sean conscientes de los riesgos y valoren la importancia de la bioseguridad, asignando a un responsable con el tiempo y recursos suficientes que aseguren no relegar los aspectos preventivos.

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